Se considera a Boecio el último romano y el primer escolástico, pues planteó comentar las obras de Platón y Aristóteles, pero su muerte prematura le impidió hacerlo. Sus estudios de lógica lo convirtieron en una autoridad en su tiempo. Pero no se le recuerda por esto, sino por su Consolación de la filosofía.
Para Boecio, el cosmos tiene un orden. El bien es lo que hace dichosos a los hombres, pues el mal siempre lleva a la amargura. Aconseja no perder el tiempo en búsqueda del poder, de dinero o fama. Lo verdaderamente importante es ser virtuoso, es decir, cultivar el autocontrol y no ser esclavo de las pasiones, para hacer el bien común y ayudar a los demás.
Aunque el dios atendiera todos los votos, prodigara oro y colmara de honores a los ambiciosos, todo lo conseguido parecería nada, pues la codicia más quiere cuanto más devora y nunca se sacian sus fauces abiertas.
Quien tenga por bien supremo la celebridad debería contemplar las vastas regiones celestiales y compararlas con la reducida magnitud de la Tierra: descubriría avergonzado que su fama ni siquiera puede extenderse por esa diminuta esfera.
Boecio, Consolación de la filosofía, 524
Comentarios