El escritor y director de cine boloñés Pier Paolo Pasolini escribió unos textos "corsarios" poco antes de morir asesinado en 1975. Como una persona que ha leído mucho y que piensa por libre, se atreve a enfrentarse a la realidad sin los tapujos de las ideologías y las máscaras de los que se autodeniminan críticos.
Dice verdades como puños que no pierden actualidad y que hoy en día cuesta encontrar. Señala con lucidez el aburguesamiento de las sociedades capitalistas que sufren la tiranía fascista de unas cadenas invisibles.
El consumismo es un fascismo. El hedonismo del poder de la "sociedad de consumo" ha sustituido la idea de resignación o sacrificio cristiano. ¿Quién hoy en día es capaz de renunciar voluntariamente al dogma de la "calidad de vida"?
Este nuevo fascismo "ha transformado profundamente los jóvenes, los ha tocado en su intimidad, les ha dado otros sentimientos, otros modos de pensar, de vivir, otros modelos culturales [...], les ha robado y cambiado el alma".
Sin pelos en la lengua define al aborto como "una legalización del homicidio" y ofrece una serie de argumentos racionales sin ninguna sospecha de casposo o de religioso. Así, para el intelectual marxista de influencia gramsciana, el aborto supone una "enorme comodidad" de las sociedades capitalistas, aburguesadas y capitalistas, que ya no creen en nada.
Se apunta a la burguesía como lo opuesto a la religión, y al consumismo como el fascimo moderno "al suministrar a los hombres una visión de la vida total y única" por medio de la televisión, el más "autoritario y represivo" de los medios de comunicación, que sirven para castrar el pensamiento y controlar a las masas.
Los italianos han aceptado con entusiasmo este nuevo modelo que la televisión les impone según las normas de la Producción creadora de bienestar (o, mejor, de salvadora de miseria) [...] hasta convertirse en sus víctimas. Frustración y ansia neurótica son hoy estados de ánimo colectivos.
...los italianos no están ya dispuestos -y de manera radical- a abandonar la parte de comidad y de bienestar (aunque fuera miserable) que han alcanzado de alguna manera.
El pesimismo hacia el hombre terreno es demasiado total para consentir el ímpetu del perdón y de la comprensión. Esto arroja una indiferente luz plomiza sobre todo. Y no veo nada menos religioso, más bien más repugnante, que esto.
La Iglesia, en resumen, ha pactado con el diablo, es decir, con el Estado burgués. No existe, en efecto, contradicción más escandalosa que la que existe entre la religión y la burguesía, puesto que esta última es opuesta a la religión.
El verdadero fascismo es "la sociedad de consumo". Una definición que parece inocua, puramente indicativa. Y en cambio no. Si uno observa bien la realidad y sobre todo si uno sabe leer a su alrededor los objetos, el paisaje, la urbanística y, sobre todo, los hombres, ve que el resultado de esta despreocupada sociedad de consumo son los resultados de una dictadura, de un verdadero y exacto fascismo [...] si la palabra fascismo significa la prepotencia del poder, la "sociedad de consumo" ha realizado muy bien el fascismo.
Pier Paolo Pasolini, Escritos corsarios, 1973-1975
Comentarios