Las revoluciones de 1848 estallaron en distintos países justo a la aparición del Manifiesto comunista de Marx y Engels, un texto que tendría una influencia brutal en la historia contemporánea, pues un siglo después de su publicación casi la mitad de la población mundial viviría bajo un régimen marxista.
Este manifiesto representa un gran golpe en el pensamiento político, un punto de no retorno. "Un fantasma recorre Europa,el fantasma del comunismo", dice la primera línea de un texto brutal contra la propiedad privada y la dominación de las clases sociales.
Uno de los retos que plantea es el influjo de la clase dominante en las escuelas y la educación de los jóvenes, pues en el capitalismo se "desgarran los lazos familiares de los proletarios a consecuencia de la gran industria, mientras sus hijos se transforman en simples artículos de comercio e instrumentos de trabajo" (p. 47).
De hecho, muchos de sus problemas que abordan estas páginas no están resueltos en el mundo contemporáneo, ni en los países capitalistas ni en los comunistas.
La historia de todas la sociedades hasta el día de hoy es historia de lucha de clases. (p. 21).
...para poder oprimir a una clase hay que asegurarle condiciones en las que al menos pueda sostener su existencia esclava. (p. 36)
Los comunistas (...) comprenden las condiciones, la marcha y los resultados generales del movimiento proletario antes que la restante masa del proletariado. (p. 41).
Vuestras propias ideas son producto de las relaciones de producción y propiedad burguesas... (p. 45)
El socialismo cristiano es sólo el agua bendita con la que el clérigo bendice la rabia del aristócrata. (p. 57)
Que tiemblen las clases dominantes ante una revolución comunista. Los proletarios no tienen nada que perder, sino sus cadenas. Tienen un mundo que ganar. ¡Proletarios de todos los países, uníos! (p. 75)
Karl Marx y Friedrich Engels, Manifiesto comunista, 1848
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