Poet's Abbey (Blog de lecturas)


21 lecciones para el siglo XXI



La verdad es que Sapiens es un ensayo que me fascinó sobre todo porque abría un interesante debate entorno a la agricultura como el gran cambio revolucionario en la historia de la humanidad (con la tesis de que los cazadores-recolectores vivían mejor). Este libro se vendió como churros en todo el mundo.

Luego, el autor israelí publicó la segunda parte, Homo Deus, en el que defendía la tesis cientificista de que sólo la tecnología salvará al hombre, reducido a un mero conjunto de reacciones bioquímicas y carne. ¿Somos sólo polvo de estrellas?

Y ahora Harari ha sacado su tercera obra, 21 lecciones para el siglo XXI, que no es más que una continuación del anterior. La premisa es que la biotecnología y la infotecnología revolucionarán el mundo como hizo la agricultura en la prehistoria. Las máquinas accederán a la mente humana y todo se transformará de modo que no podremos estar seguro que nada. Esto puede ser bueno o malo: depende del uso que hagamos de la tecnología.

Es un ensayo escrito desde la perspectiva no científica, sino cientificista, que considera, como un dogma incuestionable, la ciencia como la fuente más valiosa de conocimiento humano. 

Aunque dice que su objetivo es fomentar el debate y la reflexión, la verdad es que se le ve el plumero cuando se arrodilla ante la diosa Teckné, y expone su visión del mundo, que a mi entender es deshumanizada porque destruye la libertad (y la otra cara de la misma moneda, la responsabilidad). 

A pesar del plumero, tiene mucha pluma, buena pluma:


Los humanos pensamos más en relatos que en hechos, números o ecuaciones, y cuanto más sencillo es el relato, mejor. Cada persona, grupo y nación tiene sus propias fábulas y mitos.


Los referéndum y las elecciones tienen siempre que ver con los sentimientos humanos, no con la racionalidad humana. Si la democracia fuera un asunto de toma de decisiones racionales, no habría ninguna razón para conceder a todas las personas los mismos derechos de voto o quizá ningún derecho de voto. Existe evidencia sobrada de que algunas personas están más informadas y son más racionales que otras...


La inteligencia es la capacidad de resolver problemas. La conciencia es la capacidad de sentir dolor, alegría, amor e ira.


El terrorismo es teatro, lo juzgamos más por su impacto emocional que por el material. 


La mayoría de gente suele creer que es el centro del mundo y su cultura, el eje de la historia humana. Muchos griegos creen que la historia empezó con Homero, Sófocles y Platón, y que todas las ideas e invenciones importantes nacioern en Atenas, Esparta, Alejandría o Constantinopla. 

Los nacionalistas chinos replican que la historia empezó en verdad con el Emperador Amarillo y las dinastías Xia y Shang, y que lo que consiguieron los occidentales, musulmanes o indios no es más que una pálida copia de los descubrimientos chinos originales.

Los nativistas hindúes rechazan tales presunciones...


Yuval Harari, 21 lecciones para el siglo XXI, 2018

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