El poeta Ramón Oteo se atreve, en El perfume del vaso, a abrazar las palabras y celebrar, en apenas cuatro versos, los momentos felices: MOMENTOS FELICES Y la vida se queda reducida de pronto a una suma de instantes de impensada belleza, de momentos fugaces sorprendidos al vuelo, sin anécdota apenas, sin contorno preciso.
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