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Una respuesta incómoda es La deshumanización del arte (1925), de Ortega y Gasset, que critica el afán de innovación, el hermetismo, la autosuficiencia, la intrascendencia, la atomización y el predominio de la metáfora en el arte contemporáneo, que considera deshumanizado e impopular, como una burla de sí mismo, que quiere crear de la nada, sin posibilidad de volver hacia atrás.
"Lo que está en crisis no es el arte, sino el concepto de realidad", según Ernesto Sábato. La deshumanización del arte se encuentra en el divorcio entre el artista y el público; pero, como apunta el autor artentino, el filósofo español no consideró que fuera el público (y no el arte) el que está deshumanizado.
No es un arte para los hombres en general, sino para una clase muy particular de hombres...
El arte nuevo ridiculiza el arte.
Al vaciarse el arte de patetismo humano queda sin trascendencia alguna -como sólo arte, sin más pretensión.
José Ortega y Gasset, La deshumanización del arte, 1925
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