El reloj sombrío mide indiferente las horas tristes con su tictac metálico, mientras leo este relato estremecedor del gran Pío Baroja. La noche espectral se cierne sobre el lector que se aventura a adentrarse en la oscuridad. Hay que leerlo en el silencio de la vigilia, cuando la razón duerme y se asoman los monstruos.
Hay en los dominios de la fantasía bellas comarcas en donde los árboles suspiran y los arroyos cristalinos se deslizan cantando por entre orillas esmaltada de flores a perderse en el azul del mar. Lejos de estas comarcas, muy lejos de ellas, hay una región terrible y misteriosa en donde los árboles elevan al cielo sus descarnados brazos de espectro y en donde el silencio y la oscuridad proyectan sobre el alma rayos intensos de sombría desolación y de muerte.
Pío Baroja, El reloj, (1872 – 1956)
Comentarios