En la provinciana ciudad de Vetusta (Oviedo), Ana Ozores, la joven mujer del regente Víctor Quintanar, reconoce que su matrimonio fue de conveniencia (ella era de familia noble venida a menos).
Como la Ana rusa, ella también desea amar, pero se siente prisionera. No es libre. Su corazón tiene sed de infinito y anhela una vida plena, lejos de la mediocridad del ambiente de su cárcel de oro.
La heroica ciudad dormía la siesta. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina revolando y persiguiéndose, como mariposas que buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles.
Leopoldo Alas "Clarín", La Regenta, 1885
Como la Ana rusa, ella también desea amar, pero se siente prisionera. No es libre. Su corazón tiene sed de infinito y anhela una vida plena, lejos de la mediocridad del ambiente de su cárcel de oro.
La heroica ciudad dormía la siesta. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina revolando y persiguiéndose, como mariposas que buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles.
Leopoldo Alas "Clarín", La Regenta, 1885
Comentarios
Bravo por la elección después de semanas de obras menores.
Saludos.
Desgraciadamente ya no se escribe así. Veáse bodrios/argumentos infumables tipo la Catedral del mar o La Sombra del viento. Encuentras páginas muy bien escritas pero los argumentos, trucos y finales las convierten en filfa. Millones de lectores, y en unos años no se acordará nadie. Baroja se seguirá leyendo dentro de mil años y sus mejores novelas ni siquiera tienen argumento dónde agarrarse.
Saludos !!