La capacidad de asombro que tienen los niños es la llave de aquellos filósofos y poetas que aún se maravillan por lo extraño y maravilloso del mundo. Pero la mayoría de personas han perdido esa capacidad innata. Caminan con desdén, esclavizados al espectáculo de una pantalla negra, arrastrando los pies por las aceras asfaltadas de una ciudad mediocre, quejándose por todo.
El escritor inglés Chesterton observa esa pérdida de la capacidad de asombro del ser humano, y quiere dar esperanza en esta novela. Porque todo es posible aún. Esta obra relata la historia de Innocent Smith, un hombre apasionado, que llega a una casa gris de huéspedes, y en seguida se promete en matrimonio con una de las damas, para escándalo de todos. Le acusan de criminal. Y él les enseña a vivir con su ejemplo de persona que ama el don de la vida, como un regalo que se nos ha dado gratis.
En este fragmento, el quijotesco Innocent Smith se enfrenta al pesimismo de un profesor de filosofía:
Cuando un hombre es joven, siente muchas veces la necesidad de crearse
un referente, de entronizar a alguien como autoridad máxima del
pensamiento humano: alguien que lo sabe todo sobre todo, hasta donde
ello es posible.
Bien, pues eso
es lo que era usted para mí. Usted habla con autoridad, y no como los
escribas. Nadie podía consoloarme si usted decía que no había consuelo.
Si usted decía que no había nada más en ningún otro sitio, era porque
había estado allí para verlo. ¿Entiende ahora que tuviera que demostrar
que no creía realmente lo que decía? ¿Y que la alternativa fuera tirarme
al río? [...]. No me diga que confundo el goce de la existencia con la
Voluntad de Vivir. Eso es alemán, y el alemán es holandés antiguo, y el
holandés antiguo es chino. Lo que he visto brillar en el fondo de sus
ojos cuando estaba ahí balanceándose en arco de piedra era la alegría de
vivir y no la Voluntad de Vivir. Lo que ha visto allí sentado entra las
gárgolas es que el mundo, a fin de cuentas, es un lugar bello y
maravilloso. Lo sé porque yo también lo he visto en el mismo instante.
He visto como las nubes grises se volvían rosas, y el pequeño reloj
dorado a través del resquicio entra las casas. Eran las cosas que se
resistía a abandonar, y no la Vida, cualquiera que sea su definición.
G. K. Chesterton, Manalive, 1912
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