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Rilke nos regala dos relatos sobre su ciudad natal, la bella y misteriosa Praga. La belleza contiene siempre algo de misterio. El poeta bohemio narra, en lengua alemana, la historia del rey Bohusch, que es el apodo de un enano; y la de los hermanos que llegan del campo a la ciudad, huérfanos de padre y perdidos en un mundo ajeno.
Este libro es todo pasado. La tierra natal y la infancia -ambas ya muy lejanas- son su trasfondo. Hoy no lo habría escrito así, y por tanto probablemente nunca lo habría escrito. Pero en aquel tiempo en que lo escribí me fue necesario. Hizo que me fuera querido lo que tenía ya medio olvidado y me lo regaló; porque del pasado sólo poseemos aquello que amamos. Y queremos poseer lo vivido.
Rainer María Rilke, Prefacio de Relatos de Praga, febrero de 1899
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