La indecisión es terrible para la soledad y desamparo del hombre moderno. "La angustia es la conciencia de la posibilidad", decía Kierkegaard. Sus obras filosóficas, de algún modo, critican duramente a una iglesia hipócrita y moralista, vacía de fe.
A nivel educativo, cree que "el discípulo es la ocasión para que el maestro se comprenda a sí mismo. El maestro es la ocasión para que el discípulo se comprenda a sí mismo."
En este ensayo se expone la
fe como pasión a partir de la historia bíblica de Abraham e Isaac
(Génesis, 22). El orden ético se tambalea con el mito en la disgregada derrota de la subjetividad. ¡Porque es imposible que Dios pida algo así: el asesinato del propio hijo! “Abraham no renunció a Isaac por la fe; al contrario, lo obtuvo por ella”. La grandeza de Abraham fue que anheló lo imposible, y por eso encontró lo inesperado.A nivel educativo, cree que "el discípulo es la ocasión para que el maestro se comprenda a sí mismo. El maestro es la ocasión para que el discípulo se comprenda a sí mismo."
Uno alcanzará la grandeza porque esperó lo posible y otro porque esperó lo eterno, pero quién esperó lo imposible, ése es el más grande de todos.
Soren Kierkegaard, Temor y temblor, 1843
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