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Philippe Claudel narra una sencilla y hermosa historia de amistad entre un emigrante anciano y su amigo solitario. En una sociedad posmoderna, masificada, despersonalizada, materialista, anónima, se produce el milagro entre dos personas, en medio de la más absoluta soledad, cuando las palabras son lo de menos.
El señor Bark arroja el cigarrillo mentolado al suelo y lo aplasta con el talón. Se siente cansado e inutil. Lleva días y días viniendo al banco. Se pasa la tarde entera sentado allí, solo, durante toda la semana, y ahora también los domingos. El señor Taolai no ha vuelto a aparecer y el señor Bark no para de pensar en él. Lo apreciaba. Apreciaba su sonrisa, sus atenciones, su respetuoso silencio, la canción que murmuraba, y también sus gestos. Era su amigo. Se entendian sin necesidad de largos discusos.
Philippe Claudel, La nieta del señor Linh, 2006.
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