La primera novela de la trilogía Los gozos y las sombras encumbra a Gonzalo Torrente Ballester como uno de los más grandes escritores españoles del siglo XX. El título de este primer libro se debe a "la Parusía del Señor para cada hombre, en cada instante, y para la Iglesia en todo momento", según las cartas misteriosas del padre Hugo.
Tras una larga ausencia en el extranjero, el psiquiatra Carlos Deza regresa al (ficticio) pueblo gallego de Pueblanueva del Conde porque ha tenido un sueño extraño que le lleva a su infancia: se acuerda de que su madre había mandado tapiar la puerta del cuarto de su padre cuando murió. Además, huye del amor de una mujer y espera saciar su deseo de belleza e infinito en su tierra natal. La tentación de regresar del extranjero para buscar la paz es, al final, un espejismo.
Carlos Deza es uno de los últimos descendientes de una importante familia gallega, los Churruchaos, que se ve desafiada por los tentáculos poderosos del burgués Cayetano Salgado, que domina el pueblo desde todos los puntos de vista, en especial, desde el poder económico casi omnipotente y el poder social que le lleva a jugar con las mujeres como una especie de donjuán despreciable y maltratador.
En esta primera parte, Carlos se debate entre dos mujeres: Rosario, conocida como "la Galana", y Clara, hermana de la piadosa Inés y del indomable Juan Aldán. Ambas chicas son tan bellas que despiertan el interés de varios hombres en el pueblo. Pero son chicas que sufren en un pueblo que ha dejado de creer en Dios pero que asiste a misa cada domingo.
El pueblo se ha apartado de la Iglesia, y viceversa: hay lugares reservados en el presbiterio para personas ilustres, y los monjes pierden el oremus con el dinero. Los maridos ponen cuernos a sus mujeres gordas y mojigatas, y se dan a la bebida. Y todos temen y detestan a Cayetano, el poderoso que se aprovecha del rebaño perdido.
La novela del gran Torrente Ballester no sólo explora la vida doméstica de la Galicia rural de tiempos de la II República, sino que también indaga cuestiones universales como la fe, el poder y el amor.
Tengo miedo al infierno. La teología no me deja vivir. Bebo, y el vino me hace pensar más. ¡Recoño! ¿Por qué tendremos cerebro?
¿Usted sane lo que es ver una rapaza que pasa por la calle, con las tetas bailando debajo de la blusa, y en vez de mirarla como a una gloria, darle espalda y santiguarse?, pongo por caso de lo que no se puede hacer. De modo que, o renuncia usted a todo lo que hay de bueno en este pijotero mundo, o se condena. Y aquí viene el conflicto. ¿Quién es capaz de renunciar?
Soy poeta de una manera que no es compatible con el comunismo, porque el comunismo es una doctrina optimista, y mi poesía es desesperada. Parte de una experiencia dolorosa, de un desencanto radical. Cuando descubrí que no hay Dios, sentí que debía haberlo, y que no haberlo es una enorme injusticia. Mi poesía protesta contra la Gran Injusticia.
Gonzalo Torrente Ballester, El señor llega, 1957
Comentarios
La trilogía de los Gozos y las Sombras es un gozo total leerla con detenimiento. La leí entre los 16 y 17 años en un verano y no se me olvida. Sigo recordando los personajes principales y no tan principales.
Después he ido picoteando Torrente. Él mismo dijo que la trilogía le produjo un empacho de realismo y buscó otros caminos.... un realismo mágico muy peculiar. El Don Juan y Off-side,donde vuelve pero no vuelve. Los dos muy estimables.
Luego está la gran Saga/Fuga de JB que es un ladrillo genial, la Isla de los Jacintos Cortados que me pareció infumable, no lo terminé.
Y una vuelta tardía al estilo de los Gozos, Filomeno a mi pesar y la Boda de Chon Recalde que también disfruté enormemente.
Del resto de Torrente no puedo hablar, lo desconozco.
Palinuro.
No sé si lo recuerdas, pero fuiste tú quien me abrió la puerta a Thomas Mann, Fernando Pessoa y Torrente Ballester (no sé si en este orden) hace muchos años.
¡Gracias! ¡Un abrazo!