La pequeña Alicia encuentra a un conejo blanco que tiene mucha prisa, y lo sigue hasta tropezar y caer en su madriguera, que es profunda y maravillosa como el mundo que va a visitar, con personajes increíbles como el Sombrerero o el Gato de Cheshire, que afirma, con su enigmática sonrisa, que "aquí estamos todos locos".
Esta obra que puede leerse con la mirada alegre de un niño, con la mirada serena de un adulto, o con ambas miradas, nos permite muchos niveles de lectura y nos empuja a preguntarnos: ¿El mundo está loco y no nos damos cuenta? ¿Cómo ven el mundo los niños, llenos de fantasía e inocencia? ¿Qué relación tiene el lenguaje con la realidad?
Como en aquel bote no había una etiqueta de "veneno", Alicia se atrevió a probarlo...
Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas, 1865
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