Poet's Abbey (Blog de lecturas)


Fuenteovejuna

 


En 1476, los habitantes de la villa cordobesa de Fuente Obejuna, hartos de soportar abusos y agravios, asaltaron la casa de la Encomienda y mataron al Comendador. Más de cientocuarenta años más tarde, el dramaturgo y poeta Lope de Vega escribió sobre los hechos de este acontecimiento histórico y político en forma de obra de teatro.

Los campesinos sublevados se alzan contra el infame Comendador al grito de "¡Viva el rey!". No es sólo una exaltación del poder de la monarquía, sino sobre todo una defensa acérrima del honor colectivo, del honor como pueblo que se revela contra un tirano desleal al rey. 

La actualidad de esta obra teatral se muestra en la idea política de la necesidad del triunfo de una comunidad de personas que tienen como objetivo el bien común y no los intereses individuales y egoístas. El honor no es algo personal, sino también colectivo.

En el tercer acto (que es el más impresionante), el rey escucha a los jueces y debe decidir entre masacrar a todos los habitantes que se autoinculpan del asesinato ("¿Quién mató al Comendador?/ Fuente Ovejuna lo hizo, Fuente Ovejuna, señor") o aceptar el crimen que se ha perpetado contra el Comendador malvado. El rey sentencia: "aunque fue grave delito/ por fuerza ha de perdonarse".

Uno de los niveles de lectura que tiene esta obra teatral puede ser el de la teoría mimética de René Girard, en el que un chivo expiatorio (inocente o no) debe sufrir para expiar los pecados de otro y así salvar al pueblo. Lo fundamental es que la comunidad está unida al señalar la causa de todos los males. Los campesinos matan al Comendador y todos se autoinculpan del crimen, pues dicen: "todos lo hemos matado". ¿Qué justifica la cuota de sangre en aras de un bien mayor? 

Me gustaría acabar con este soneto de temática amorosa que recita Laurencia, víctima inocente del derecho de pernada que hace el cruel Comendador:


Amando, recelar daño en lo amado,
nueva pena de amor se considera;
que quien en lo que ama daño espera,
aumenta en el temor nuevo cuidado.

El firme pensamiento desvelado, 
si le aflige el temor, fácil se altera,
que no es, a firme fe, pena ligera
ver llevar el temor el bien robado.

Mi esposo adoro; la ocasión que veo
al temor de su daño me condena,
si no le ayuda la felice suerte.

Al bien suyo se inclina mi deseo;
si está presente, está cierta mi pena;
si está en ausencia, está cierta mi muerte.


Lope de Vega, Fuenteovejuna, 1619



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