Pocos pensadores tienen la capacidad y la lucidez de dialogar de tú a tú con los grandes filósofos de la historia sin caer en pedanterías. Leonardo Polo entabla un diálogo brillante con esos genios del pensamiento occidental y propone una "antropología trascendental".
Además, reclama la necesidad de recuperar a Aristóteles, que es la plenitud de la filosofía griega (siendo meteco) y "sumamente actual" en la gran crisis de este siglo, porque ofrece: un gran valor a la ciencia; una interpretación no reduccionista del hombre; y una superación de los mitos.
El hombre es un ser que, teniendo naturaleza, en cierto modo material, pero que a la vez es capaz de estricta copresencialización con la fundamentación que asiste en presente, es capaz de télos. Y, así, el hombre tiene un destino en términos estrictamente finales: el hombre espera un fin.
Leonardo Polo, Presente y futuro del hombre, 1933
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