El escritor británico (nacido en París) William Somerset Maugham gozaba de gran fama en el periodo de entreguerras, sobre todo en los años 30 del siglo pasado. Vivió una vida muy larga y llena de anécdotas.
En El filo de la navaja explica la vida del joven norteamericano Larry Darrell, que cambia para siempre cuando, en la Primera Guerra Mundial, un amigo da su vida por él. El impacto por este acontecimiento lo lleva a cuestionar el significado último de la condición humana. Vuelve diferente. Decide no casarse con su novia rica y abandonar su estilo de vida tan materialista y hedonista. Y se embarca en una búsqueda espiritual de sí mismo en lejanas culturas orientales.
Las reflexiones sobre el misticismo oriental, el deseo de infinito y libertad y también el asco provocado por la guerra de trincheras impactaron en los lectores que vivían con cierta esperanza el final de la Segunda Guerra Mundial.
No obstante, yo prefiero mil veces Siddharta de Herman Hesse a esta novela (sobre todo por su diálogo, por el final, sobre la espiritualidad oriental y el materialismo occidental).
Creo que me podría haber ahorrado muchos errores. Se aprende mucho más rápidamente bajo la dirección de profesores experimentados. Si no se tiene un guía se malgasta mucho tiempo errando el camino, para encontrarse luego en un callejón sin salida.
Porque las mujeres americanas esperan encontrar en sus maridos una perfección que las inglesas únicamente esperan de sus mayordomos.
William Somerset Maugham, El filo de la navaja, 1944
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