Esta breve novela del escritor austriaco Peter Handke, el autor de La doctrina del Saint-Victoire, narra el viaje de un treintañero divorciado por los EEUU, de una costa a otra, después de una dolorosa ruptura amorosa, para intentar superar el desgarro del desamor.
El paisaje americano, con su gran naturaleza y con la diversidad de sus gentes, le permite verse como nunca antes lo había hecho y encontrar esperanza en las cenizas del dolor.
El joven austriaco que tiene corazón de viejo (que quiere envejecer) recorre millas y millas junto a una mujer americana que ya conocía y su hija pequeña. Y descubre, con horror, que su ex esposa, llena de furia, lo persigue con un revólver, para pegarle un tiro.
...mi exagerado sentido del tiempo -lo que quiere decir quizá mi excesivo sentido de mí mismo- es un obstáculo para la serenidad y la capacidad de comprensión que quisiera lograr.
-En América casi nadie pasea -dijo Claire-. Se va en coche o se sienta uno delante de la casa en una mecedora. El que anda por el campo sin hacer nada más que andar llama la atención.
-Es insoportable estar enemistado con alguien -dijo John Ford-. De repente, el otro pierde su nombre, y se convierte en una simple imagen; su rostro queda envuelto en sombras, y se hace impreciso, deforme, y sólo lo podemos mirar fugazmente, de abajo arriba, como si fuéramos ratones. Cuando tenemos un enemigo nos repelemos a nosotros mismos.
Peter Handke, Carta breve para un largo adiós, 1971
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