Dicen que el alma de un libro tiene el poder de interpelar, de conmover, de plantear una pregunta crucial que el lector debe intentar responder. Además, para atrapar en la magia de la lectura se recomienda poner ganchos al final de cada capítulo, dejar un final abierto (o semiabierto) y presentar unos personajes profundos en una historia que no tiene que ser compleja.
Mi amigo Jesús Orús aglutina todos esos ingredientes en una historia que nos envuelve con la atmósfera romántica de la Barcelona del siglo XIX; como un nuevo Zafón, que sabe vestir la ciudad con ese aire vaporoso, de misterio, de asesinatos, sombras y traiciones en blanco y negro.
Cuando se es pequeño, todo parece mucho más grande de lo que en realidad es. Por eso esa niña que andaba sola por las calles de Barcelona, le parecía todo gigante, las personas, los edificios, las calles. Andaba embobada, con la cabeza alta y la boca abierta, no tenía más de cinco años, estaba descubriendo el mundo todavía.
Jesús Orús Coll, La reina de los vientos, 2020
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