Poet's Abbey (Blog de lecturas)


El señor de los anillos




Me aventuré a leer la trilogía completa de El señor de los anillos de J.R.R. Tolkien por primera vez el verano que cumplí quince años. Recuerdo que me cautivó la épica de Frodo, Sam, Aragorn y Gandalf. Me puse a soñar con bosques mágicos, palacios subterráneos y ejércitos de elfos. 

Y comprendí muchas cosas que guiaron luego mi vida: la eterna lucha del bien contra el mal en un mundo que, como Mordor, niega esta separación; el peso insoportable del anillo único como condición humana que no nos hace miserables, sino dignos de la lucha; el peligro del poder político y la codicia; la necesidad de una compañía auténtica para afrontar los más duros viajes; la valentía de un amor verdadero, que se basa en la espera y en el sacrificio para amar sin límites; la capacidad de perdonar al que nos hace daño; la conservación y cuidado de la naturaleza y el amor por todas las criaturas de la creación; y la redención como fuente de toda esperanza.

El gran acierto literario de Tolkien, al crear un mundo de fantasía, es que introduce un nuevo elemento mítico en la lucha contra el mal dentro de la relación sabio-héroe (Gandalf-Merlín; Aragorn-Arturo), que es la figura de los hobbits, que representan la cordura y la humildad de la vida sencilla, y son los encargados de destruir el poder de la tiranía del pérfido Sauron.

No es una fantasía de entretenimiento, sino una plasmación maravillosa de una cosmovisión tradicional, que apela a lo espiritual que hay en el ser humano. A diferencia del realismo naturalista que explica, como un historiador, lo que ocurre en el mundo, el escritor de fantasía, como un poeta, redescubre la realidad total, en un anhelo de bien, belleza y verdad, como sugiere la Poética de Aristóteles.

Volver a leer (ya por tercera vez) el mismo ejemplar que leí hace tantos años es como pasar las páginas gastadas y viajar en el tiempo y volver a ser ese adolescente que soñaba con ser fuerte como Aragorn, fiel como Sam, sabio como Gandalf y valiente como Frodo.

La trilogía, que es la continuación de El hobbit, es una de las obras literarias más celebradas y vendidas de la historia. 


(Gandalf) Todo lo que podemos decidir es qué haremos con el tiempo que nos dieron. (p. 59)

(Gandalf) "not all those who wander are lost" ...no toda la gente errante anda perdida. (p. 180)

(Gandalf) ...sólo desesperan aquellos que ven el fin más allá de toda duda. (p. 281)

(Eomer) Hace algunos años el Señor del País Negro deseó comprarnos algunos caballos a buen precio, pero nos rehusamos, pues emplean las bestias para malos propósitos. (p. 449)

(Gandalf) No os diré: no lloréis; porque no todas las lágrimas son malas. (p. 1086)

J.R.R. Tolkien, El señor de los anillos, 1954

Comentarios

frikibunker.es ha dicho que…
Explora la Tierra Media con estilo al comenzar tu colección de El Señor de los Anillos con Funkos. Cada figura es una joya que captura la esencia mágica de la saga.