Un escritor sólo lo es cuándo escribe por necesidad. Porque la Literatura es refugio para comprender mejor la realidad, como bien sabe Jesús Montiel, el autor de Sucederá la flor, discípulo de Miguel d'Ors, y poeta desde los 16 años. Aquí nos dice: "el poema es un refugio hecho de tormenta".
Notas a pie de instante es una obra inclasificable (como advertía Borges, "clasificar es no entender") de aforismos, fogonazos, rayos y truenos de ideas. Lo dedica a su madre, su primera casa: "Las primeras ramas que trepé fueron los brazos de mi madre".
El epígrafe es el "effetá" evangélico, el momento de abrir los oídos, destrabar la lengua y empezar a hablar sin dificultad. "Estar delante de un milagro y no verlo, eso pasa a diario", nos testimonia el poeta que ha vivido lo cotidiano, donde permanece el vínculo con lo sagrado.
Me recuerda al mordaz Chesterton cuando confiesa:
No hago nada: me ocupo de la importancia.
Y también me recuerda mucho a Tolkien, el genio de la fantasía, cuando dice:
No para escaparme de la realidad: escribir para que la realidad no se me escape.
Y aquí Montiel nos regala estos fogonazos de asombro por lo cotidiano, del niño que una vez fuimos, de la libertad de escoger qué hacer con el tiempo que nos ha sido dado:
Mientras amamos se nos olvida el tiempo.
Mis hijos me arrebatan el tiempo, pero lo llenan de sentido.
Ser padres es contemplar cómo crece otra memoria.
El niño y el anciano, al no tener futuro, son huéspedes del instante.
La lentitud llega más rápido al misterio.
Jesús Montiel, Notas a pie de instante, 2018
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