El mundo entero se estremecía bajo el peso de los tanques del III Reich y del Imperio Japonés cuando un escritor italiano publicó una novela simbólica, atemporal, angustiosa, monótona como el desierto.
Buzzati narra la historia de un joven teniente que llega a una fortaleza extraña frente al desierto; y espera su momento de gloria militar (que lleguen los tártaros), primero cuatro días, luego cuatro meses, cuatro años...
La obra, que tradujo Jorge Luis Borges al castellano, permite varios niveles de lectura porque existe cierto simbolismo sobre la espera inútil del protagonista en su puesto militar.
La sombra de los tártaros (de esos bárbaros que pueden atacar en cualquier momento) acecha más allá de las dunas, en una distancia temporal y espacial imposible.
En el silencio frío del desierto se pueden escuchar ecos a Kafka, Mann y Camus, en esta oda al absurdo de una vida malgastada de la espera estéril. Porque sin esperanza no se puede vivir.
...es preciso esperar algo.
Dino Buzzati, El desierto de los tártaros, 1940
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