Las tardes de noviembre obligan a invernar en libros y tazas humeantes. Estas tardes me acompaña un irlandés llamado Oscar, que ya conocéis de una vez que se asomó a Poet's Abbey con una obra maestra, De profundis. Sus cuentos son una delicia. Aquí os dejo retazos de algunos de ellos:
- Lord Arthur Savile's crime narra la paranoia de un burgués escrupuloso que cree que tiene que cometer un asesinato porque así lo ha profetizado un lector de manos.
- El gigante egoísta es una parábola cristiana que vale más que mil sermones. Ojalá los curas se bajasen de los púlpitos moralizantes y hablaran más de poesía y cuentos, que es lo que hacía Jesús en los campos.
- El príncipe feliz es otra maravillosa parábola sobre una estatua que contempla la ciudad y ofrece su "vida" para evitar el sufrimiento de los inocentes y miserables.
- El amigo leal es un cuento que deberíamos leer más a menudo para no caer en la trampa de las falsas amistades interesadas.
- El fantasma de Canterville es un cuento tan maravilloso que se merece otra entrada del blog.
- El ruiseñor y la rosa es otro cuento fantástico sobre el sentido del amor romántico, que es aquel que va más allá de la muerte.
- El cohete famoso es un estallido que anuncia la muerte del romantiscismo, con fragmentos lapidarios como este:
...Me gusta escuchar mi propia voz. Es uno de los placeres más grandes que tengo. A menudo tengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo nada de lo que digo.
-Entonces debes ser profesor de Filosofía...
Oscar Wilde, Cuentos, siglo XIX
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