Me tomo una copa de Rioja mientras saboreo las páginas exquisitas de este panfleto contra los puritanos de todo pelaje (tanto ateos como pietistas) que tanta lástima me inspiran. Las palabras me emborrachan con la gracia del buen vino, y celebro la vida con Béla Hamvas. Y brindo por ti, amigo Eusebi, profesor de filosofía retirado, que ayer me regalaste esta joya húngara.
Devoro las páginas llorando de risa. Levanto la mirada alegre y empino el codo, feliz. ¡Qué bien sabe este libro! Pero no sé si será el vino...
... la ebriedad es un estado infinitamente superior al de la razón cotidiana y es el comienzo del auténtico despertar. El inicio de todo aquello que es bello, grande, serio, placentero y puro en la vida. Es la sobriedad superior. (...) El vino nos enseña que la ebriedad no es otra cosa que la forma superior de sobriedad, la vida iluminada. (p. 111)
Béla Hamvas, La filosofía del vino, 1945
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