El microcuento La oveja negra, del escritor latinoamericano Monterroso, es muy aclamado por los pacifistas. Hay infinitas interpretaciones de la obra porque cada lector/a se acerca al cuento desde momentos y lugares distintos. La cultura de cada persona determina la mirada ideológica que le quiere dar.
Leer críticamente significa tomar consciencia de que nuestra interpretación es una más entre un conjunto posible. Y, como decía Cassany, conocer cómo otras personas interpretan el mismo cuento nos hace más sabios, más humildes.
En otro cuento, El zorro más sabio, el autor habla de un zorro que escribió dos libros maravillosos y dejó de escribir a pesar del gran éxito que había cosechado. Los otros animales insistían en que publicase. Pero el Zorro no lo hacía, convencido de que ellos esperaban que él publicara un libro malo. Ese Zorro era Juan Rulfo.
En un lejano país existió hace muchos años una oveja negra.
Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.
Augusto Monterroso, La oveja negra, 1969
En un lejano país existió hace muchos años una oveja negra.
Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.
Augusto Monterroso, La oveja negra, 1969
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