Las minas de Falun

En la biblioteca, en una colección de cuentos del romántico Hoffmann, he encontrado uno sobre las míticas minas suecas. Me he sentado en un rincón con el libro entre las manos, soñando con mi Falun, y he devorado este cuento en poco tiempo.

Elis Fröbom, un joven marino taciturno, decide dejar la vida del mar para bajar a los infiernos de la tierra, donde habita el fantasma del minero Torbern. En Falun se enamora de Ulla, la preciosa hija del capataz Pehrson Dalsjö. Pero la seducción de las entrañas de las minas parece más fuerte aún que el amor.


El corazón de Elis latía con fuerza cuando volvió a encontrarse ante la humeante boca del infierno y, envuelto en la ropa de minero, calzando los pesados zapatos de Dalcarlia con remates de hierro, descendió con el capataz al profundo pozo. Ora ardientes vapores que se asentaban en su pecho querrían ahogarlo, ora las luces del pozo parecían querer apagarse a causa de las corrientes de cortante aire frío que inundaban el abismo. 

E.T.A. Hoffmann, Las minas de Falun, 1819