En la fría Nochebuena de 1886, un joven de dieciocho años se encontró con la fachada de la catedral de Notre-Dame de París, que se mostraba majestuosa bajo la suave nieve. El chico llevaba muchos años sin pisar una iglesia. Había sufrido las doctrinas moralistas católicas y había rechazado, en su temprana adolescencia, a un dios castigador y cruel. Pero algo fue lo que le llevó a cambiar de rumbo y entrar en Notre-Dame aquella noche tan especial.
Sentado en el último banco, Paul Claudel se quedó unos momentos contemplando el interior de la catedral, y poco a poco, con el rezo solemne de la liturgia de las Vísperas, se asomó en el abismo interior de su propia alma y experimentó una profunda y transformadora revelación espiritual que cambiaría su vida. Cuando se recitaba el Magníficat, "se produjo el acontecimiento que ha dominado toda mi vida", y tuvo una revelación inefable. Sintió una intensa conexión con la presencia de lo divino, una especie de epifanía que lo llevó a una comprensión más profunda de su fe cristiana. Se dice que, en ese momento, tuvo una visión que lo llevó a convertirse al catolicismo.
Porque la fe es un acontecimiento, no un posicionamiento ideológico o un recuerdo emotivo.
Después de su conversión, sus escritos tomaron un tono marcadamente religioso, y su profunda espiritualidad se reflejó en muchas de sus obras, como La anunciación a María. La fe católica influyó considerablemente en su poesía y teatro, convirtiéndose en uno de los temas centrales de su obra creativa.
Esta obra de teatro, Claudel trasciende la narrativa bíblica para adentrarse en las complejidades emocionales y espirituales de sus personajes. A través de su poesía y simbolismo, la obra ofrece una perspectiva reflexiva sobre la fe y la aceptación divina.
El título, La anunciación a María, se refiere al relato bíblico de la Anunciación, momento en el cual el arcángel Gabriel anuncia a la Virgen María que será la madre del Hijo de Dios.
En esta obra de teatro, Violane es una joven preciosa que enferma de lepra. Su hermana Mara es moralista y la juzga. Se podría leer la obra bajo el prisma de la capacidad de elegir entre la humanidad de una mujer que da su vida por amor (Violane) y la soberbia de otra mujer que condena, con su actitud, a los demás (Mara).
Claudel utiliza un lenguaje poético y simbólico para expresar las emociones y la espiritualidad. La obra se desenvuelve en un ambiente místico, explorando la relación entre lo divino y lo humano. La obra invita a la audiencia a reflexionar sobre la naturaleza de la fe y la importancia de la aceptación ante los designios divinos.
"¿Qué vale el mundo comparado con la vida? ¿Y de qué sirve la vida, sino para darla?" Estas preguntas fundamentales recorren una historia de amor maravillosa, que escribió un dramaturgo que antes no creía en Dios.
VIOLANE: La vida acaba, pero no la muerte, en la que ya estoy.
MARA: ¡Hereje! ¿Estás segura de tu salvación?
VIOLANE: Lo estoy de su bondad, que vela.
MARA: Ya vemos las arras.
VIOLANE: Tengo fe en Dios, quien me ha señalado mi parte.
MARA: ¿Qué sabes tú de lo que es invisible y que nunca se manifiesta?
VIOLANE: Él no me resulta más invisible que lo demás. (p. 110)
Paul Claudel, La anunciación a María, 1911
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