El jugador

Acuciado por las deudas, el genial escritor ruso Dostoievski escribió esta novela en menos de un mes, bajo la enorme presión de cumplir un severo y casi imposible plazo de entrega de 26 días. Para ello, el audaz novelista se apoyó en la taquígrafa Anna, que escribía a toda máquina lo que Fiódor iba dictando. Cumplió el contrato con éxito y se casó con ella.

Es increíble la historia que hay detrás de esta novela. El escritor nos enseña, con el ejemplo de su vida y con la maravilla de sus obras, que en tiempos de crisis, la creatividad resulta imprescindible no para sobrevivir, sino para vivir de verdad.


...hay algo especial en esa sensación, cuando está uno solo, en el extranjero, lejos de su patria, de sus amigos, sin saber si va a comer ese día, y apuesta su último gulden, así como suena, el último de todos. Gané y al cabo de veinte minutos salí del casino con ciento setenta gulden en el bolsillo. ¡Así sucedió, sí! ¡Eso es lo que a veces puede significar el último gulden! ¿Y qué hubiera sido de mí si me hubiera acobardado entones, si no me hubiera atrevido a tomar una decisión?
¡Mañana, mañana acabará todo!

Fiódor Dostoievski, El jugador, 1867