Un artista enamorado tan melancólico que no es capaz de coger ya un pincel, abre su corazón y cuenta unos recuerdos muy personales, únicos, irrepetibles, sobre su esposa, fallecida. Y lo narra a la hija de ambos.
Está tan enamorado de su mujer que cuando ella ya no está dice: "Con su sola presencia aligeraba la pesadumbre de vivir." No se puede decir mejor.
Es algo que suele suceder con los muertos: lamentar no haberles dicho a tiempo cuánto los amabas, lo necesarios que te eran. Cuando alguien imprescindible se va de tu lado, vuelves los ojos a tu interior y no encuentras más que banalidad, porque los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales.
Miguel Delibes, Señora de rojo sobre fondo gris, 1991
El gran novelista escribió esta obra casi veinte años después de la muerte de su querida esposa, que calificaba como su "equilibrio" y "la mejor mitad de mí mismo".
De todos los libros de Delibes, éste es sin duda mi favorito, por la belleza de su narración y sobre todo por su humanidad.
Es algo que suele suceder con los muertos: lamentar no haberles dicho a tiempo cuánto los amabas, lo necesarios que te eran. Cuando alguien imprescindible se va de tu lado, vuelves los ojos a tu interior y no encuentras más que banalidad, porque los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales.
Miguel Delibes, Señora de rojo sobre fondo gris, 1991
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