Si tu vida no es romántica no vale la pena ser vivida. Romántica significa propia de los romances, es decir, de las novelas. Tu vida tiene que ser novelesca, llena de aventuras, porque tu corazón es salvaje. De lo contrario, el tedio lleva, hasta al mismo don Quijote, a la muerte.
Si ya no hay quijotes, no hay España. Nuestro país es profundamente romántico, con todas sus gestas, sus batallas y sus pasiones. Pero si se pierde ese espíritu de los marinos de Elcano, de los gaditanos de 1812, de los republicanos de 1931, la parte más tediosa y oscura de esta patria acabará con ella misma. Porque el español puede ser o quijotesco o cainita. Y hoy vivimos, más que nunca en tiempos de escasez de pensamiento crítico y novelesco. ¡Entonces desaparecerá España! ¿Que exagero? Sólo hace falta escuchar a los viejos filósofos españoles, como el sabio Unamuno, que, con el "me duele España", sabían que esto iba a ocurrir. Y, os digo, que en dos años esto se acaba.
Esa envidia, cuyo poso ha remejido la actual Tiranía española, que no es sino el fruto de la envidia cainita, principalmente de la conventual y de la cuartelera, de la frailuna y de la castrense, esa envidia que nace de los rebaños sometidos a ordenanza, esa envidia inquisitorial ha hecho la tragedia de la historia de nuestra España. El español se odia a sí mismo. (p. 18)
Si tu vida, lector, no es una novela, una ficción divina, un ensueño de eternidad, entonces deja estas páginas, no me sigas leyendo. (p. 26)
Miguel de Unamuno, Cómo se hace una novela, 1927
Si ya no hay quijotes, no hay España. Nuestro país es profundamente romántico, con todas sus gestas, sus batallas y sus pasiones. Pero si se pierde ese espíritu de los marinos de Elcano, de los gaditanos de 1812, de los republicanos de 1931, la parte más tediosa y oscura de esta patria acabará con ella misma. Porque el español puede ser o quijotesco o cainita. Y hoy vivimos, más que nunca en tiempos de escasez de pensamiento crítico y novelesco. ¡Entonces desaparecerá España! ¿Que exagero? Sólo hace falta escuchar a los viejos filósofos españoles, como el sabio Unamuno, que, con el "me duele España", sabían que esto iba a ocurrir. Y, os digo, que en dos años esto se acaba.
Esa envidia, cuyo poso ha remejido la actual Tiranía española, que no es sino el fruto de la envidia cainita, principalmente de la conventual y de la cuartelera, de la frailuna y de la castrense, esa envidia que nace de los rebaños sometidos a ordenanza, esa envidia inquisitorial ha hecho la tragedia de la historia de nuestra España. El español se odia a sí mismo. (p. 18)
Si tu vida, lector, no es una novela, una ficción divina, un ensueño de eternidad, entonces deja estas páginas, no me sigas leyendo. (p. 26)
Miguel de Unamuno, Cómo se hace una novela, 1927
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