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El rey inglés Enrique V arengó a sus soldados en el campo de batalla, justo antes de entrar
en combate, en el día de San Crispín. Eran muchos menos. Iban a una muerte casi
segura:
--> El que sobreviva a este día y vuelva sano y salvo se pondrá de puntillas cuando lo oiga nombrar engrandeciéndose ante San Crispín...
El que sobreviva a este día y llegue a la vejez, cada año en la víspera convidará a sus vecinos y dirá: ¡mañana es San Crispín! Después les mostrará sus cicatrices y dirá: estas heridas las sufrí el día de S. Crispín.
Los viejos olvidan, todo quedará olvidado... pero él recordará, mejorándolas, las hazañas que hizo ese día. Y entonces nuestros nombres serán tan familiares como palabras caseras. El rey Enrique, Bedford y Exeter, Warwik yTalbot, Salisbury y Gloucester, seremos recordados en sus copas rebosantes. Y los hombres buenos lo transmitirán a sus hijos. Y no pasará jamás el día de San Crispín, desde hoy hasta el fin del mundo, sin que con él seamos recordados.
Somos pocos, pero somos felices porque somos hermanos, pues el que hoy vierta conmigo su sangre será siempre mi hermano. Y los caballeros ingleses que ahora duermen, se considerarán malditos por no haber estado aquí y les parecerá mísero su valor cuando alguien les diga que luchócon nosotros el día de San Crispín.
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William Shakespeare, Enrique V
(1564-1616)
--> El que sobreviva a este día y vuelva sano y salvo se pondrá de puntillas cuando lo oiga nombrar engrandeciéndose ante San Crispín...
El que sobreviva a este día y llegue a la vejez, cada año en la víspera convidará a sus vecinos y dirá: ¡mañana es San Crispín! Después les mostrará sus cicatrices y dirá: estas heridas las sufrí el día de S. Crispín.
Los viejos olvidan, todo quedará olvidado... pero él recordará, mejorándolas, las hazañas que hizo ese día. Y entonces nuestros nombres serán tan familiares como palabras caseras. El rey Enrique, Bedford y Exeter, Warwik yTalbot, Salisbury y Gloucester, seremos recordados en sus copas rebosantes. Y los hombres buenos lo transmitirán a sus hijos. Y no pasará jamás el día de San Crispín, desde hoy hasta el fin del mundo, sin que con él seamos recordados.
Somos pocos, pero somos felices porque somos hermanos, pues el que hoy vierta conmigo su sangre será siempre mi hermano. Y los caballeros ingleses que ahora duermen, se considerarán malditos por no haber estado aquí y les parecerá mísero su valor cuando alguien les diga que luchócon nosotros el día de San Crispín.
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