Hace doscientos años España entera luchaba contra el invasor imperialista francés. En el sur, una ciudad sorprendentemente liberal y culta, la bella Cádiz, resistía al asedio del mariscal Víctor y sus tropas en Trocadero y en los pueblos vecinos.
En este apasionante contexto histórico, Pérez-Reverte nos narra varias historias de algunos personajes que vivieron aquellos hechos reales, sin saber que el enemigo no era el que bombardeaba constantemente la ciudad, sino que estaba dentro de sus mismas murallas.
La guerra de la Independencia contra el invasor francés acabó en 1812. Y llegó al poder al peor tirano del siglo XIX, el infame rey Fernando VII, que acabaría con la fuerza de un Cádiz abierto, liberal y culto y lo convertiría en parte de un Estado terriblemente atrasado y felizmente analfabeto.
España perdió la ocasión de una guillotina en el momento adecuado: un río de sangre que limpiase, acorde con las leyes universales, los establos pestilentes de esta tierra inculta y desgraciada, siempre sujeta a curas fanáticos, aristócratas corruptos y reyes degenerados e incapaces. (p. 118)
Arturo Pérez-Reverte, El asedio, 2011
En este apasionante contexto histórico, Pérez-Reverte nos narra varias historias de algunos personajes que vivieron aquellos hechos reales, sin saber que el enemigo no era el que bombardeaba constantemente la ciudad, sino que estaba dentro de sus mismas murallas.
La guerra de la Independencia contra el invasor francés acabó en 1812. Y llegó al poder al peor tirano del siglo XIX, el infame rey Fernando VII, que acabaría con la fuerza de un Cádiz abierto, liberal y culto y lo convertiría en parte de un Estado terriblemente atrasado y felizmente analfabeto.
España perdió la ocasión de una guillotina en el momento adecuado: un río de sangre que limpiase, acorde con las leyes universales, los establos pestilentes de esta tierra inculta y desgraciada, siempre sujeta a curas fanáticos, aristócratas corruptos y reyes degenerados e incapaces. (p. 118)
Arturo Pérez-Reverte, El asedio, 2011
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