Poet's Abbey (Blog de lecturas)


Del sentimiento trágico de la vida

"El ansia de no morir, el hambre de inmortalidad personal, el conato con el que tendemos a persistir indefinidamente en nuestro ser propio" es nuestra propia esencia, la base afectivo de todo conocer, el punto de partida de toda filosofía humana. 

El mejor escritor español del siglo xx, Miguel de Unamuno, grita en estas páginas que quiere vivir. El buen filósofo, que es ante todo hombre, dedica su tiempo a leer mucha poesía y buenos libros, viaja todo lo que puede, pasea sin prisa, escucha a los amigos, contempla la Naturaleza, y reza sin fe buscando a un Dios personal que no encuentra...

Pero también analiza la sociedad con gran lucidez y critica la falta de pensamiento crítico de tantas personas que se creen sabias sin serlo. Señala que el infierno moderno no es otra cosa que la pobreza, en Vida de Don Quijote y Sancho, pues "nuestras sociedades que se dicen más adelantadas y cultas disínguese por su odio a la pobreza y a los pobres" (p. 161). Esta aporoforia rampante, por utilizar el término de Adela Cortina, aparece con gran fuerza en nuestas sociedades tardocapitalistas.

La naturaleza humana es relación con el infinito. Para el anarquista es la afirmación de sí mismo hasta el infinito, y para el monje es la aceptación del infinito como significado de sí mismo. 



 Los que dicen creer en Dios, y ni le aman ni le temen, no creen en Él, sino en aquellos que les han enseñado que Dios existe, los cuales, a su vez con harta frecuencia, tampoco creen en Él. Los que sin pasión de ánimo, sin congoja, sin incertidumbre, sin la desesperación del consuelo, creen creer en Dios, no creen sino en la idea de Dios, mas no en Dios mismo. (p. 141)

Es curioso que frailes y anarquistas se combatan entre sí, cuando en el fondo profesan la misma moral y tienen un tan íntimo parentesco unos con otros. Como que el anarquismo viene a ser una especie de monacato ateo, y más una doctrina religiosa que ética y económica social. Los unos parten de que el hombre nace malo, en pecado original, y la gracia le hace bueno, si es que le hace tal, y los otros de que nace bueno y la sociedad le pervierte luego. Y en resolución, lo mismo da una cosa que otra, pues en ambas se opone el individuo a la sociedad, y como si precediera, y, por tanto, hubiese de sobrevivir a ella. Y las dos morales son morales de claustro (p. 208).

El pesimismo es hijo de la vanidad (p. 234).

Miguel de Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida, 1913

Comentarios

Ramon ha dicho que…
Breo, brillante este texto de Unamuno, un buscador, como Machado, el texto con que presentas a Unamuno me recuerda el poema "Señor, me cansa la vida", de Machado, para el que posteriormente se compuso música de acompañamiento.