"Cuando viajo leyendo el libro, el paisaje se me hace presente", dice Josep Pla en este ensayo que leí, precisamente, viajando. Aunque la obra se enmarca en la Catalunya de los años cuarenta del siglo pasado, reconozco en ella una actualidad asombrosa. La he leído en California. ¡Y parece que esté escrita aquí y hoy! Esto hace de Pla un escritor magnífico, y en mi opinión, uno de los mejores del siglo XX.
El viejo escritor catalán, en una entrevista, cuando fumar no era pecado, nos avisa que para ser felices no hay que tener envidias (parece una perogrullada, pero no lo es), y que es desgraciado todo aquél que tiene prisa y permanece esclavo del reloj.
Pero hoy, ¿cuántas personas, jóvenes y no tan jóvenes, parecen atadas no ya a un reloj sino a un teléfono móvil con cámara y acceso a Internet, incapaces de estar dos minutos esperando al autobús sin mirar la pantallita, como paralíticos mentales?
Andaba uno con la lengua fuera durante todo el día sin saber exactamente por qué. Se hacían cuatro o cinco veces a la vez y todas se hacían igualmente mal. Se quería dar una impresión de dinamismo continuado que en definitva no era más que una manera continuada de perder el tiempo. Cuando uno piensa en esto que se ha llamado la vida moderna, se da cuenta de que quizá lo que la carectiza de una manera más acentuada, son estos dos hechos: la baja calidad de sus obras y el despilfarro del tiempo. (p.27)
Sin embargo, en los últimos años, las golondrinas han perdido prestigio. La juventud de hoy no hace caso de ellas. Yo sospecho que la juventud de hoy pasará por la vida sin darse cuenta de las pequeñas, amables, si queréis insignificantes, pero únicas cosas que la vida contiene. Y eso es triste. (p. 111)
Josep Pla, Viaje en autobús, 1942.
El viejo escritor catalán, en una entrevista, cuando fumar no era pecado, nos avisa que para ser felices no hay que tener envidias (parece una perogrullada, pero no lo es), y que es desgraciado todo aquél que tiene prisa y permanece esclavo del reloj.
Pero hoy, ¿cuántas personas, jóvenes y no tan jóvenes, parecen atadas no ya a un reloj sino a un teléfono móvil con cámara y acceso a Internet, incapaces de estar dos minutos esperando al autobús sin mirar la pantallita, como paralíticos mentales?
Andaba uno con la lengua fuera durante todo el día sin saber exactamente por qué. Se hacían cuatro o cinco veces a la vez y todas se hacían igualmente mal. Se quería dar una impresión de dinamismo continuado que en definitva no era más que una manera continuada de perder el tiempo. Cuando uno piensa en esto que se ha llamado la vida moderna, se da cuenta de que quizá lo que la carectiza de una manera más acentuada, son estos dos hechos: la baja calidad de sus obras y el despilfarro del tiempo. (p.27)
Sin embargo, en los últimos años, las golondrinas han perdido prestigio. La juventud de hoy no hace caso de ellas. Yo sospecho que la juventud de hoy pasará por la vida sin darse cuenta de las pequeñas, amables, si queréis insignificantes, pero únicas cosas que la vida contiene. Y eso es triste. (p. 111)
Josep Pla, Viaje en autobús, 1942.
Comentarios
Buen maestro si te gusta escribir.
¡Es bueno verte por aquí, Suso!