El escritor argentino de la famosa novela El túnel, publicó cinco cartas y un epílogo para ocuparse de los temas más importantes de la sociedad actual en un libro titulado La resistencia.
Sabato describe, desde la sabiduría de la ancianidad, a una sociedad totalmente enferma donde los ciudadanos se reducen a meros engranajes del capitalismo salvaje, incapaces de pensar, de admirar, de sentir...; porque, en un mundo infantilizado de eternos adolescentes analfabetos y a la vez adictos a las nuevas tecnologías, hay pocas personas verdaderamente libres y auténticas.
La resistencia a un mundo sórdido e injusto debe comenzar leyendo, devorando, libros.
Creo que la educación que damos a los hijos procrea el mal porque lo enseña como bien: la piedra angular de nuestra educación se asienta sobre el individualismo y la competencia. Genera una gran confusión enseñarles cristianismo y competencia, individualismo y bien común, y darles largas peroratas sobre la solidaridad que se contradicen con la desenfrenada búsqueda del éxito individual para la cual se los prepara. Necesitamos escuelas que favorezcan el equilibrio entre la iniciativa individual y el trabajo en equipo, que condenen el feroz individualismo que parece ser la preparación para el sombrío Leviatán de Hobbes cuando dice que el hombre es el lobo para el hombre.
Tenemos que reaprender lo que es gozar. Estamos tan desorientados que creemos que gozar es ir de compras. Un verdadero lujo es un encuentro humano, un momento de silencio ante la creación, el gozo de una obra de arte o de un trabajo bien hecho. Gozos verdaderos son aquellos que embargan el alma de gratitud y nos predisponen para el amor. (p. 32)
Ernesto Sabato, La resistencia, 2000
Sabato describe, desde la sabiduría de la ancianidad, a una sociedad totalmente enferma donde los ciudadanos se reducen a meros engranajes del capitalismo salvaje, incapaces de pensar, de admirar, de sentir...; porque, en un mundo infantilizado de eternos adolescentes analfabetos y a la vez adictos a las nuevas tecnologías, hay pocas personas verdaderamente libres y auténticas.
La resistencia a un mundo sórdido e injusto debe comenzar leyendo, devorando, libros.
Creo que la educación que damos a los hijos procrea el mal porque lo enseña como bien: la piedra angular de nuestra educación se asienta sobre el individualismo y la competencia. Genera una gran confusión enseñarles cristianismo y competencia, individualismo y bien común, y darles largas peroratas sobre la solidaridad que se contradicen con la desenfrenada búsqueda del éxito individual para la cual se los prepara. Necesitamos escuelas que favorezcan el equilibrio entre la iniciativa individual y el trabajo en equipo, que condenen el feroz individualismo que parece ser la preparación para el sombrío Leviatán de Hobbes cuando dice que el hombre es el lobo para el hombre.
Tenemos que reaprender lo que es gozar. Estamos tan desorientados que creemos que gozar es ir de compras. Un verdadero lujo es un encuentro humano, un momento de silencio ante la creación, el gozo de una obra de arte o de un trabajo bien hecho. Gozos verdaderos son aquellos que embargan el alma de gratitud y nos predisponen para el amor. (p. 32)
Ernesto Sabato, La resistencia, 2000
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