"El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho", decía Cervantes. El autor de esta novela es, sin duda, un hombre de mundo, alguien que ha querido vivir los libros que ha leído y que, en su experiencia, quiere vivir nuevos libros.
Es una historia que atrapa desde la primera línea. Don Jaime Astarloa es un maestro de esgrima que lleva una vida tranquila y metódica, centrada en su oficio y en enseñar a jóvenes nobles, en el Madrid del siglo XIX. Sin embargo, su vida cambia cuando una enigmática mujer, Adela de Otero, entra en su vida y lo arrastra a un torbellino de deseo y peligro.
Una civilización que renuncia a la posibilidad de recurrir a la violencia en sus pensamientos y acciones, se destruye a sí misma. Se convierte en un rebaño de corderos a degollar por el primero que pase. (p. 93)
El drama de nuestro siglo, don Marcelino, es la falta de genio; que sólo es comparable a la falta de coraje y a la falta de buen gusto. (p. 94)
Arturo Pérez-Reverte, El maestro de esgrima, 1988.
La descripción de los duelos y las técnicas de esgrima sirve para explorar conceptos más amplios como el honor, la pasión y la integridad. A través de las interacciones entre los personajes y las tensiones sociales de la época, se cuestionan las jerarquías sociales y la autenticidad de las relaciones humanas.
El maestro de esgrima es una buena novela que combina una historia de pasión y misterio con una descripción meticulosa de la época y la técnica de la esgrima. La prosa elegante del autor y su habilidad para crear atmósferas evocadoras hacen de esta obra una lectura que vale la pena.
Una civilización que renuncia a la posibilidad de recurrir a la violencia en sus pensamientos y acciones, se destruye a sí misma. Se convierte en un rebaño de corderos a degollar por el primero que pase. (p. 93)
El drama de nuestro siglo, don Marcelino, es la falta de genio; que sólo es comparable a la falta de coraje y a la falta de buen gusto. (p. 94)
Arturo Pérez-Reverte, El maestro de esgrima, 1988.
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