Estaba conversando con mi amiga Therese Svensson sobre religión con el interés ecuménico que puede surgir entre una protestante sueca y un católico romano. Entonces ella me recomendó la lectura de Opiniones de un payaso de Heinrich Böll. Corrí a comprarlo y lo leí con mucha atención.
El escritor alemán, premio Nobel de Literatura en los setenta, narra una historia triste, la de un joven payaso que ha entrado en decadencia porque sus números ya no son lo que eran y, sobre todo, porque el amor de su vida, una hermosa chica católica, le ha abandonado para seguir los dictados de su corazón, que son los de su fe. El nombre de ella, Marie, es significativo (María es el nombre de la madre de Dios).
Lo interesante de esta breve pero intensa novela es que se explica desde el punto de vista del ateo abandonado, no del cristiano converso. Y desde esa perspectiva he disfrutado muchísimo intentando entender el ángulo contrario de una tragedia profundamente humana. Aunque muestra una crítica directa al catolicismo, la obra permite diversos niveles de lectura sobre el sentido religioso del ser humano.
Con Marie todo iba bien mientras ella se preocupaba por mi alma, pero vosotros le habéis inculcado el preocuparse por su propia alma, y ahora ocurre que yo, a quien falta el órgano para lo metafísico, me preocupo por el alma de Marie. Si se casa con Züpfner, caerá en verdadero pecado. Esto he comprendido de vuestra metafísica: es fornicación y adulterio lo que ella comete, y el prelado Sommerwild es un alcahuete.
Heinrich Böll, Opiniones de un payaso, 1963
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